EL CAÑAMO EN BOOS

           Planta herbácea de tallo recto y fibroso que necesita mucha humedad y tierra fértil para desarrollarse. Su fruto es el cañamón.  “Los Linares” era el lugar donde se sembraba por reunir el suelo estas condiciones.

Cultivo

            La siembra de los cañamones se realizaba en el mes de marzo, solía florecer agosto y se recolectaba en septiembre. La siembra se hacía a voleo como la de los cereales. El objeto de este tipo de siembra es que estén las plantas suficientemente espesas para que los tallos no se ramifiquen, consiguiendo tallos finos y por consiguiente fibras finas. Podía  crecer hasta 2 metros.

            La variedad que se cultivaba era el “cannabis sativa sativa”(cáñamo común industrial, agrario o textil). No hay noticias de que se sembrara otra variedad, como el “cannabis sativa índico” del que se obtiene la marihuana y hachís Además su cultivo estaba prohibido.

            Una vez recolectado, se procedía a separar el grano, o sea, los cañamones. El procedimiento consistía en golpearlo o pisarlos encima de lienzos. Después aventarlos o limpiarlos con arneros o cedazos. Reservándolos para la próxima siembra, alimento para aves (gallinas ponedoras, por ejemplo) o consumo humano.

Preparación de la fibra

            Sacado el grano, se hacían gavillas o manojos y se sumergía en agua, poniéndole piedras encima, durante nueve o quince días. Es de suponer que esta tarea cada uno la hacía donde pudiera. Parece ser que lo llevaban incluso al río Abión a Torralba. Esta fase del proceso tenía como objeto que se pudrieran las partes pulposas del tallo, quedando solo la fibra.

            Pasado este tiempo se procedía al secado durante unos cuatro o cinco días, dependiendo del tiempo. Para esta operación, al igual que la de sumergirlo, cada productor, en función de la cantidad, buscaba el lugar adecuado (prados, arreñales, eras...)

            Seco el cáñamo, viene la fase de ”machacado o majado”, operación que se realizaba en la agramadera o machaca, que consiste en una canal de madera de olmo o encina y una lengua de encina. Había agramaderas de dos canales y dos lenguas y de tres canales con tres lenguas. El majado en cada una de ellas iba afinando en función del número de canales. Este trabajo lo realizaban los hombres golpeando con la lengua de las agramaderas el cáñamo sobre la canal, con lo que se eliminaba la parte podrida del tallo y quedaba sólo la fibra.

Para conseguir fibras más finas, sobre una madera o una silla se le daba con otro utensilio al que llamaban ”espada o espadilla”. Para separar las fibras de distinto espesor se rastrillaba o escardaba con peines o cardas. Las fibras más gruesas quedaban prendidas en las púas dejando libres las más finas.

Elaboración del tejido de cáñamo

            El hilado lo realizaban las mujeres con la rueca y el huso y hacían las madejas. Para el blanqueado de los ovillos o madejas se utilizaba ceniza de chaparro  y agua que hervían en calderas. Colocaban  las fibras, cubiertas con un lienzo,  en un cocción o en una cesta de mimbre y echaban encima la ceniza y el agua hirviendo. Durante una semana se hacían varias coladas al día renovando la ceniza. El agua procedente de las sucesivas coladas acababa formando un líquido que se usaba como lejía.

            La fibra se secaba al sol y ya estaba lista para llevarse a los telares.

Telares

            En Boós había un telar, aunque ello no quiere decir que se llevara a él toda la fibra del pueblo pues había también en otros pueblos aledaños y cada uno analizaba a que tejedor la llevaba en función  de su calidad, especialidades en determinadas prendas o del coste.

Con las fibras más bastas se hacían lienzos de para distintos usos: mantas, cobertores, raceles (tela con la que se cubría la masa del pan para que fermentase). Con las más finas hacían sábanas, camisas, etc. También se hacían aperos agrícolas, talegas, costales, morrales de cazador o pastor (el zurrón clásico del pastor era de piel), o morrales para las caballerías, en los cuales se les ponía el pienso cuando se estaba todo el día trabajando en el campo. Además de los tejidos citados, todos hemos conocido las sogas de cáñamo, los calzados con suela de cáñamo y otros aperos agrícolas.

El Batán

            Es un ingenio destinado a golpear, desengrasar y dar cuerpo a los paños o cueros. El edificio en el que funciona recibe el mismo nombre. En Boós existió uno en el paraje también llamado Batán. Se puede deducir que lo movía la energía hidráulica de una presa en el cauce viejo del río Sequillo, ya que muy cerca se encuentra el lugar que ocupaba el molino viejo pudiendo apreciarse todavía restos del edificio derruido (junto al puente del río).

      Para ampliar mas la información acerca de los Batanes aquí...

Agradecimientos

            Quiero agradecer a todos los decanos del pueblo su colaboración y aportación de datos, especialmente a Rosario Jiménez y Cecilia Tejedor por su entusiasmo y desinterés en facilitarlos.

Boós, agosto de 2004

Enrique de Pablo.